El sol anhelado.




A.O.G.    


         Margarita Jiménez ha tenido la deferencia de enviarme su última novela "El sol anhelado" y, cuando me dispuse a leerla por la mañana, a la hora de los borborigmos, ya la había terminado. Es un libro sencillo y ameno, con una estrategia de narración que me ha sorprendido en una autora que comienza, y la historia que nos narra no es otra que la que se vivió en tiempos de posguerra y pudo ser la de cualquiera que hoy lea estas líneas con edad pertinente.     
         Ahora que El Sol Anhelado nos transmite fuerza para contrarrestar los miedos que infundió en nuestro cuerpo la oscurantez del Régimen y caló en nuestros hue-sos hasta perder el habla, mientras dábamos vueltas a la boina en presencia de los amos, narremos nuestras historias, historias imaginarias o no, que dan cuenta de cuanto se sufrió en lo anímico y lo material; historias que desnudan nuestro ser y nos hacen solidarios y por ende humanos. Son nuestras historias que, con arrojo y valentía escribimos las que van validando los treinta y tres años de transición inacabada. De aquí la necesidad de escribir sobre estos temas. ¡Qué casualidad! Otro, a los treinta y tres años, también nos iluminó haciendo brillar el signo de la liberación. Sigamos validando, para que esta transición termine cuanto antes con todas las lacras heredadas de siglos que empañan con la ambigüedad el ser de España: lejos de ser una unidad de destino en lo universal, sí es un amado arabesco de encontrados colores. Sigamos escribiendo, que cuando termine esta etapa —estoy seguro de que, sustancia de escritora tiene—, Margarita escribirá otra gran novela.

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