De la Tierra al vuelo

Allá en la  Subbética, donde el bello paisaje modela al hombre, los artistas y artesanos transforman en arte o  placer lo que los sentidos captan: aceites, dulces y tallas en madera, lonas o confecciones que el mundo desde la distancia elogia.
 En el horizonte que las quebradas sierras calizas encajan, los  añiles, ocres y verdes en las peñas se entrañan y los buitres leonados, mientras en el aire sus silencios vuelan entre trinos de jilgueros, ellos, de blanco lo manchan.
En un caserío centenario de la aldea de Zagrilla, un entorno privilegiado del  corazón de Andalucía,  el tacto de escultores y alfareros trabajan la esencia de la naturaleza: el aire y el fuego en hornos que los Íberos construían para dar vida a la tierra y al agua que desde el Cretácico ya existieron y, con estos mimbres, alumbraron  el Barro Animado que hoy sustancian en jilguero, halcón, o gallipato y, en otras ocasiones, en águilas, mochuelos o tritones y siempre en aves que ornan  este cielo.
Trabajan en El Barro Animado el agua, el aire, la tierra y el fuego y, como  los antiguos filósofos que pretendían con estos elementos comprender el Universo, estos creadores, ansiando sólo  ofrecer seres ornitológicos de delicadas formas y colores, consiguen construirnos una cosmología ornitológica envidia de pensadores; haciendo disfrutar con sus graciosas aves  a los amantes del arte y la naturaleza de un mundo onírico y casi desbastado..
 



Con la arcilla del Geoparque de la Subbética que la naturaleza filtra en sus charcas, una vez depurado, heñido y sin aditivos, se le da la textura adecuada para el modelado y, en este punto, el escultor Toni Postigo con su pasión y dilatada experiencia ornitológica lo transporta a la vida en forma de aves.
Con absoluta delicadeza ubica lo modelado en el interior del horno Ibérico, donde llegan a alcanzar la temperatura de ochocientos grados. El punto crítico de la cocción se sitúa en torno a los seiscientos grados, cuando pudiera explotar la cerámica por la existencia de defectos o de burbujas de aire contenidas en el interior de su barro. Tras un lento proceso de enfriamiento, el modelo cocido pasa a las manos de la pintora y restauradora Pilar Gamero Ruiz  y, pincelada a pincelada, transforma la pieza  en una parte del mundo ornitológico.


 Escultor y pintora, no solo se funden en el horno junto a sus creaciones, sino que empatizan sobre la escultura para definir todo un mundo real y cósmico que nos fascina, tanto como los restos arqueológicos que dejaron nuestros antepasados en el Geosparque,  entre ammonites, jara y encinas. Consiguiendo que su obra terminada nos lleve de la Tierra al vuelo.




                                             El español incógnito

  Aznar debió aprender de mi pueblo. En mi pueblo, la gente de su ralea desmontaba tejados de edificios para, más tarde, declarar su estado de ruina y darle la finalidad que sus áureos caprichos requerían. Trasladando el invento a la España  del PP con Aznar como bodoque en la sombra, ya desmontaron el tejado con su política de obstrucción y derribo,  haciendo ver goteras imaginarias o exagerando las que hay; van camino de declarar el estado de ruina  para terminar después medrando lo que quede del estado de bienestar. Son carroñeros de baja estopa. Ya lo han demostrado en algunas Autonomías. Las pertinaces sequías ya no valen y han evolucionado.
            Ayer vivíamos con las alcantarillas financieras que se han llevado por adelante las ilusiones y el ahorro de muchísimos  años de honrados trabajos y en épocas de la vida en la que, por falta de energía, es ya imposible atajar con más trabajo la angustiosa vicisitud de verse sin recursos en plena jubilación.
            Hoy convivimos con el copago: una pensión de un enfermo mental, huérfano, y sin protección de la ley de dependencia de 345 euros al mes, debe pagar por sus medicamentos 8 euros. Casi el tres por ciento.
            Mañana viviremos: Ya CORONADOS con el laurel de Europa, la subida del IVA  y estas mismas gentes pagaran  más, por lo mismo o por menos de lo que hoy  consumen. Serán, por tanto, agasajados por nuestros gobiernos con más zarzas en la densidad de su sufrida corona.
            Mientras tanto: los mineros que gestionan sus vidas a la luz de los carburos, caminan como murciélagos desorientados por  la luz del día  hacía un varapalo y dirán que por ser violentos. Por el contrario,  los imputados por estafas, al socaire de la Justicia, por tres euros, defectos de forma o porque los plazos de actuación de la justicia expiraron, se libran de los encarcelamientos y de la devolución de lo esquilmado; lo han venido haciendo impunemente durante decenas de años y, con su garduña en candelero, nosotros seguimos socializando sus perdidas y, restaurado el equilibrio de sus cuentas,  les devolvemos el negocio  con la garduña consolidada.

             No se ve remedio a la situación que vivimos mientras no salga de la cómoda madriguera el español incógnito. Sin duda, gusta la corona de espina para nosotros y para ellos, la gloriosa del laurel. INJUSTO.



La boda


¿Qué Boda? ¿La mía? Yo no tuve boda, me la robaron.
            Apoyabala cabeza sobre las manos y los codos sobre las rodillas, como el pensador de Rodeen; los pensamientos que de ella escapaban pretendían comprender lo que ocurría en el comedor. Parecía simple y sin embargo no conseguía entenderlo: las lentejas que en la sopera de china blanca pretendían llegar a la mesa iban pasadas de cocción y la vieja sirvienta de aquella familia espeto:
    Don José, para una vez que van a servir, no se enfade.
            La hija de don José las había cocinado por primera vez y esperaba la aprobación de su guiso. No fue así y termino llorando; las lentejas volvieron a la cocina a trompicones por los torpe andares de la anciana criada.
            Me pareció tan injusta y desagradable la situación que levanté la cabeza y mirando al futuro suegro logré balbucir:
            Nos casaremos en diciembre y, poniéndome de pie, caminé hacía la puerta; la hija, toda temblorosa, me siguió y, mientras abría la puerta, pregunto:
            — ¿Qué has dicho?
    Lo que has oído: en esta casa no te tratan con el debido respeto. Y ella le besó.
            Enervado por lo sucedido, intentaba reflexinar sobre lo prometido para diciembre y  el mantenimiento de la nueva familia llego a preocuparme; me atemorizaban las nuevas responsabilidades que supondrian cargas para toda la vida y no tenía claro poder asumirlas. Con el  ánimo decaído, hacía esfuerzos para sobreponerme y meditaba sobre la nobleza que supone saberse liberador de las humillaciones que la novia soportaba con frecuencia y este consuelo quijotesco lograba reafirmar mi decisión.
            Don José, por diciembre, andaba muy ocupado vendiendo con su bejín carácter las telas de su tienda y en la solapa de la chaqueta lucia la señal de luto por su padre recientemente fallecido lo que puso de pretexto para no hacer gasto suntuario alguno y con una tarta y el dormitorio despacho los festejos de la boda de su hija.
            Después de partir la tarta, sin esperar a más, emprendí el viaje de novios cuyo destino era Palma de Mallorca. El coche utilitario que estrenaba arranco con ganas de hacer la primera parada en Cazorla donde había reservado habitación en el Parador Nacional. Tenía prisa por abrazarla y el coche se prestaba a ello. Ella callaba y, de cuando en cuando, me encendía un cigarro para que no me distrajera de la conducción del vehículo. Yo miraba de soslayo el ojo amoratado que la hermana pequeña  había golpeado con un zapato la noche antes de la ceremonia e intuía que algo no iba bien, algo quería decirme y la notaba dubitativa. ¿Qué piensas? Ella se sonrojo como una virgen recién descubierta en menesteres que no le eran propios y susurro: Me ha bajado la regla. Y aquella noche del veintiuno de diciembre fue, sin metáfora alguna, la más larga del año y no solo porque se intercambiara el plato de lentejas por un secuestro encantado de la libertad, sino por que la paciencia pasó a ser un don que, desde entonces, otorgó el destino.
            Los días pasaron en el Parador Nacional totalmente parsimoniosos, desmensuradamente bucólicos y extremadamente bellos. 
         
         


         




La crisis

            Creo que las cosas no van a peor porque roben el dinero o aumente la morosidad, que también. Van a peor porque la bruma del desfalco etico-financiero al  ciudadano, también, al expandirse por todos los entresijos, afecta a las relaciones humanas que junto a la miseria y penuria desatan los desacuerdos que se guardaban en el arca de la intimidad para facilitar  la convivencia y con su deterioro, el soporte del país, lentamente se va trasformando en un queso gruyer sin consistencia: la ética, las actitudes; hasta los sueños de amistad se resquebrajan. La desconfianza se va apoderando del sentir ciudadano oscureciéndose el futuro que transmuta en miedos vitales. Todo lo que se oye suena a viejo, raído y romo, es más de lo mismo de que hoy hay. Se hecha de menos algo nuevo: todas las ideologías están derrotadas y no se sabe para donde mirar para llenarse  de esperanza.¿Donde están las políticas para  los nuevos paradigmas y utopías?¿cuales son éstas?  ¿Hay alguien que diga algo plausible? . De momento no y aquí anida la verdadera crisis




La maraña

            Había descargado en la cocina las compras para el fin de semana, y la mañana primaveral de este día de invierno invitaba a tomar el sol por los alcores de Mairena donde vivía Guanín.  Miró al mastín que, por alguna razón, había presentido que no participaría del paseo y reclamó su derecho tan concienzudamente ganado. Pero Guanín, a pesar de las carantoñas del perro, lo encerró en el comedor; se puso las botas y agarró el bastón dispuesto a recorrer, al menos, una de las leguas del camino viejo a Sevilla que transitara Cervantes, un día ya lejano, y que certificó en su obra El coloquio de los perros: “Y antes de que amaneciese había llegado a Mairena, un lugar que se encuentra a cuatro leguas de Sevilla”.
            El aire soplaba suave y  movía los brotes secos de las retamas, las verdes hojas de los palmitos y las ordeñadas ramas de los olivos manzanilla; el rumor hacía partitura junto a las notas de las aves que daban los últimos revuelos del día al nido. En el cielo, unas rapaces suspendidas de las isotermas describían con sentido contrario círculos placenteros; no sé si, con intención de encontrar carroña o simplemente jugaban al amor. Entre tanto, avanzaba con paso cansino hacia un horizonte envuelto en la neblina de sus cataratas, desde donde la urbe sevillana emerge con profunda indefinición. Sólo el terso espolón blanco del puente del Alamillo daba referencia del lugar. Con el resto de los sentidos en alerta, disfrutaba de la paz de silencios que el paraje orquesta para los paseantes. El cambio de brisa dulcificó las nuevas notas y advirtieron de la parada que acostumbraba a hacer ante la cancela de San Agustín, para recuperar algo de aliento. Echó de menos al mastín que, de ordinario, en estos momentos, husmea y aúlla lastimeramente, como si con sus guturales sonidos suplicara al editor-mecenas, dueño de la finca, la publicación de su canina vida.
             Continuó consumiendo lentamente el horizonte; la media legua estaba a punto de alcanzarla y los generosos troncos de los sauces, donde se cruzan los caminos de otras imaginaciones, se hicieron realidad. Se sentó respaldado por los sauces y apoyado en el cayado. La rapaces habían desaparecido y el cielo bordado por las estelas de los reactores ya no entretenía; el viento se había echado. Era el preámbulo de la noche y el sol en su ocaso de amarillos rabiosos que difuminan el cielo y rojos rugientes absorbidos por el horizonte, se despedía de un día más y, cuando los jilgueros y ruiseñores silenciaron su canto, el campo terminó de apagarse para dar paso al resplandor de la ciudad.
            Imaginó que el mastín habría terminado de marcar el final de su territorio y defecar sobre la linde de un  hacendado caballista; se levantó apoyándose en el cayado y, venciendo la inercia de los huesos y músculos entumecidos, arrancó a andar tras la primera mariposa de rojo aterciopelado, que el año nuevo le había otorgado ver como regalo, era la señal de la renovación de las aljumas que el buen tiempo apresuraba. Terminó de escalar el ligero repecho del camino, donde las chumberas florecen entre los enredos de las sedas tejidas por  arañas, y atravesó la verja que da acceso a la mansión donde se anuda la maraña de la vida.  Sonaba el teléfono, ávidamente lo desbloqueó y oyendo la invitación del amigo, se relajó, los silencios de la tarde, ahora, serían verbos y confidencias.


Carta a los Reyes Magos.






Queridos Reyes:
Son tiempos de financias defenestradas por exigencias de guiones de avaros y sólo nos queda pedir juguetes para navegar en la vida que nos ha preparado la gente de la globalización. El juguete fue la ilusión compartida de los niños, también de los mayores y que, en estas fechas, emerge con fuerza para procurar esa mota de ilusión tan necesaria para abordar el futuro,  y que alumbra con más vigor y necesidad en épocas de penuria y tristezas; pero no sabemos a quién recurrir para que la proporcionen.  Los políticos no supieron. ¿A los reyes? Mal están en la actualidad. ¿A los magos?  No;  ya les han hurtado la chistera. ¿A los reyes-magos?  Quizás no quede otra. ¿Será Baltasar quien nos ilusione? No puede, es africano y sus reinos están ya esquilmados,  y los genes aniquilados por el VHN, no. ¿Será, pues, Gaspar?  Tampoco, es de Asía y, aunque tienen, allí la gente y los niños trabajan a destajo y no aceptaría lo que fabrican. Tendrá que ser Melchor. Quizás, en Colonia (Alemania) dicen que guardan los restos de los tres Reyes Magos, en una esplendorosa arca de oro gótica, junto con los euros de Irlanda, Portugal, Grecia, Italia y España.
Los que un día fueron bárbaros y pretendieron civilización al invadirnos, son los que hoy nos guían en las tinieblas, a través de dos guerras mundiales de cañones y carnes laceradas,  y una tercera – que vivimos- de papel timbrado. Son ricos y sí podrían otorgar  dádivas a culturas que no pudieron civilizarles. Siguen apretando, antes con cañones y ahora con tratados que ellos mismos no cumplen. Pero ellos son nuestros posibles Reyes Magos, y a Melchor, el rico, le pido la mota de ilusión, ayer de juguetes varios; hoy,  temeroso, exijo la devolución de lo que me esquilmaron: mis ahorros para la vejez, lo que presté por solidaridad y no me devuelven y, lo que es más importante, la dignidad democrática que perdí con el sistema corrupto.
¿Me dará Melchor los juguetes que le pido o tendrá que resucitar el ministro de Hacienda del Gobierno del General Serrano, para volver a la peseta?
Motas de ilusiones para todos en el año que termina y no acaba, temple para evitar el desahucio que gravita y suerte para encontrar un trabajo digno.
Os deseo, Felices Fiestas.


El secreto de Don Manuel ®




Foto de D. Manuel Molina


Los membrillos y gamboas expedían su aroma por toda la comarca de las sierras Subbéticas, en particular por la falda de la altiva y agreste Tiñosa. El duende de la Milana había hecho explotar el acuífero como era  habitual en los años de abundantes lluvias. Don Manuel caminaba por la carretera mientras leía, como era su costumbre, acompañado de sobrinos que, como los perrillos, correteaban los misterios del camino buscando la sorpresa de lo inesperado, y encontraron la covacha recubierta de fino musgo donde el manantial del acuífero brota con agua pura y cristalina, y los niños no pudieron dejar de beber hasta saciarse. El dejó de leer y, viendo el alboroto que se había formado, exclamó: ¡Daos prisa, que la noche está al caer y aún nos queda un buen trecho! Continuó andando, leyendo y dejando secar el pañuelo mientras braceaba. Cuando llegaron a la casa de tres plantas que, en el centro del pueblo, ocupa casi toda la manzana, la gruesa puerta de nogal con aldabones dorados que recrean la mano de Fátima se abrió de par en par y don Manuel entró con el mayor de los sobrinos en el portal que, en las reformas que hizo cuando la compró, procuró que una cristalera lo separara del patio ajardinado y alineó con el comedor para que entre ambos espacios le permitiera pasear leyendo. En el centro del jardín había forzado la conservación de una palmera enorme y estéril. Su austero dormitorio lo había hecho instalar en una pequeña sala situada entre la escalera de mármol y la puerta enteriza de nogal. Con esta distribución evitaba subir a otras plantas de la casa, incluso para asearse en el cuarto de baño, pues a diario se hacía el lavado del gato en el comedor, dejando a la intemperie un bello negro y áspero.
Don Manuel, para sí, había entrado en una etapa de la vida en la que ya nada le era desconocido o ajeno y había escrito, con letra casi ilegible, en el margen de un libro titulado El diablo y Dios de  Sartre, un poema:
                                                        
Venimos de la Nada 
y de la Nada salimos 
con ilusiones intactas
para empapar la esponja 
con que lavar la Vida 
de batallas cruentas y
de antemano pérdidas
   una tras otra
hasta agotar la esencia 
que otorgó la Nada;
la Nada que renueva 
la lucha por la Vida
que es nada de Nada.

La  vida que hacía no tenía nada que envidiar a la de una naturaleza muerta.
Hostigado por su cuñado Eulogio, quien lo conocía de la cabeza a los pies, tomó durante el servicio militar el hábito del estudio meticuloso, y antes de la Guerra Civil había alcanzado la Magistratura Judicial y, al término de ella, la plaza de Registrador de la Propiedad con el número uno de la promoción. Su conocimiento del Derecho Mercantil e Hipotecario le había granjeado la admiración de sus paisanos y era una referencia en estas materias, incluso para el Rector de la Universidad de Sevilla que, a veces, le consultaba. Salvo Eulogio, nadie entendía sus manías, no eran pocas; rascarse la cabeza  cuando algo le preocupaba o cuando se paraba y fijaba la atención sobre el florero de margaritas de papel polvorientas que a nadie, nunca, dejó tocar o en  la estéril palmera que apesadumbraba al patio. El florero pretendía ornamentar un taquillón sobre el cual pendía de la pared un espléndido óleo de Carlos IV de la escuela de Goya, y parecía que gobernara y vigilara con sus ojos de lechuza todo cuanto acontecía en el universo de don Manuel, incluyendo los bienes que “desamortizaba”, según  su templada generosidad, en cada miembro de su parentela. Nadie entendía estas inusuales transacciones y mucho menos los criterios de  distribución de la pecunia o las propiedades, y las dádivas  instilaban  celos y envidias  entre los miembros de la familia, pero lo que pensaba don Manuel iba a misa.
La tarde escueta de septiembre era ya noche. El sobrino admiraba a don Manuel, aunque le llamara Mameluco de vez en cuando. Le quería y algunas tardes le hacía compañía. Le gustaba ver las enormes estanterías repletas de libros de segunda mano y, sobre todo, los descomunales periódicos encuadernados con pastas de cuero que, cuando los leía, ocupaban por completo la mesa del comedor que utilizaba para todo uso, incluso de despacho. En esta tarde , cuando el niño  liaba los seis cigarros  que fumaba en la noche, pegando filo con filo los extremos del papel de arroz, llamaron al timbre de la casa y el sobrino se levantó para abrir. En el portón había dos monjas de hábito negro, con tocas inmaculadamente blancas y almidonadas, y un señor bajo con traje oscuro y corbata negra que, por la verruga de su mejilla y su exuberante papada,  lo identificó con el Cacerolo. Volvió a la sala corriendo y explicó quiénes eran. Sin dejar de leer el volumen del periódico Imparcial, ordenó:
—A las “señoras” les dices que se vayan, que no tenemos dineros, y a don Antón, que le veré en el Casino.
 Cuando transmitió lo que había dicho, las señoras salieron espantadas del portón, y el señor disimuló sus quebrantos por lo que había oído, mirando los magníficos azulejos a la cuerda que, con sus arabescos de encontrados reflejos, cubrían el zócalo.
Cuando don Antón acariciaba el tirador  de la puerta, Eulogio agarraba la mano de Fátima y, en el encuentro, Eulogio decidió acompañarle; mas tarde volvería para comentar las incidencias del día en el casino; a la noche de don Manuel le quedaban cuatro cigarros para espirar y seguiría leyendo y anotando en los márgenes de la letra impresa.
La calle estaba atiborrada de olores que, a veces, se confunden con los sabores: ácidos y amargos en la cercanía de la almazara; agrio en la de la tienda del Vinagre y embriagador en la droguería. El aire se removió y un hedor a podredumbre  invadió toda la esquina e  hizo tapar la nariz a los transeúntes para no inhalarlo. No se sabe si se debía a la falta de higiene o al cáncer de boca que padecía la vecina o a ambas cosas. Eulogio marchaba algo rezagado respecto al acompañante que tenía estudios y en la época era señal de respeto y como correspondía, don Anton rompió el silencio que llevaban:
— Qué vida tan extraña lleva tu cuñado y cuántas manías tiene, las que mas llaman la atención son la de las margaritas y la veneración que tiene por esa palmera del patio y ¿qué me dices?, de la antiestética puerta en el suelo del comedor que no arregló cuando hizo la reforma. Todo es muy raro, ¿verdad, Eulogio? Con la fortuna que tiene, nada está a su nombre. No se que pensar, en el fondo tengo celos por cuanto sabe, pero no me cambiaria nunca por él; sus manías son inaceptables —Habían pasado por la Plaza y Eulogio seguía callado. Continuó— ¿Qué secreto habitará en su alma que tantas rarezas alimenta? Eulogio, tú debes saber algo, ¿qué dices de todo esto? Habla, hombre, que no he de decir nada a nadie, soy su amigo desde que hicimos el Bachiller en Cabra.
— Tú lo sabes también como yo. La marquesa de Baena se divorció de él cuando la Republica porque de tanto estudiar no podía tener hijos, eso dicen, y del añorado matrimonio conserva flores de la boda, el lagar que hay en el sótano y el óleo de un pintor baenense cuyo espíritu gobierna la casa; son objetos que alcanzaron la categoría de recuerdo perpetuo y, en tiempos pasados, le dieron la vida.


El Neutrino







        No sé cómo el Sr. Rajoy llegó tan pronto a la Moncloa, aún no se había hecho el recuento de papeletas y ya estaba allí; hasta la Sra. Merkel le había mandado la guía de instrucciones a seguir, todos lo daban por hecho. ¿Para qué votamos? ¡Qué sentido tiene! Y para comprender esta noticia de los poderes mediáticos sigo leyendo el periódico y me encuentro con que se confirma, un poco más, que el neutrino electrónico los hay muónicos y también tauónicos, y unos se transforman en otros según circunstancias llega a su destino con antelación al haz de luz. Este experimento hasta pudiera entenderlo; sé que a niveles ínfimos y locales del espacio-tiempo existen agujeros de gusano o puentes de Einstein-Rosen por los que se puede viajar en el tiempo siempre que las mediciones del haz de luz se cuantifiquen por fuera del agujero. Hay posibilidad de entender. Pero en política, hechos como el que comento, es más cruel de entenderse que lo que ocurre en la física cuántica, salvo que entendamos que lo cúantico es a la Física lo que la democracia a la Política, y la Democracia tenga naturaleza de queso gruyere, con agujeros políticos por donde los votos escapan a la utilidad del sistema. Quizás no nos han enseñado a cuantificar suficientemente la democracia y no metamos la vara de medir por los agujeros de gusano del sistema para que las leyes se cumplan, donde la luz llega a su destino a la par que el neutrino, donde el diputado llegara a la vez que el recuento del voto, donde al voto le afecte el sufrimiento que la crispación supone; le afecte:  el deterioro social de la malversación de fondos, la prevaricación, los insultos, las mentiras y sobre todo el recorte de derechos sociales alcanzados con trabajo y sacrificio de los trabajadores. Que no ocurra con el voto lo que al neutrino que atraviesa la masa sin ni siquiera rozarla. Hay que meter la vara de medir por los agujeros del queso de gruyere de esta democracia por donde el neutrino llega antes que la luz a su meta de la Presidencia del país sin romperse ni mancharse: verdadera consecuencia del  arte de la política cuántica que hoy se practica.

Dos de noviembre.






  
            Cuando el dueño de la parcela abrió la cancela y, después de algunos pasos, alcanzo las cristaleras del taller que lo ilumina con una perfecta luz de norte que da a las esculturas en ejecución su autentica dimensión, sobre todo la de la esposa, paso de largo por que no era día musas; el Banco le había cobrado lo que no esperaba y con paso cansino penetro en el soportal de la entrada principal, donde los colgajos de algunos enseres agrícolas martirizan la ornamentaría plateresca del marco de la puerta y cuando giro la llave apareció el recibidor con la lámparas luciendo, a pesar de la luminaria del ventanal. Con un geto desabrido las apagó. Le llegaron aromas de especies mal seleccionadas para el guiso que se estaba trajinando en la cocina y no hacían honor a las serigrafías de los azulejos que representaban todas y a cada una de las  hierbas aromáticas que son útiles al paladar y la salud. Malhumorado, paso entre la mesa del comedor y la chimenea que hacia de cama para el displicente mastín español que la ocupaba y por la escalera balaustrada descendió al sótano donde guardaba cuanto adquirió categoría de recuerdo en su vida; unos libros y fotos. Para dar tiempo a que los aromas de la cocina terminaran su efecto, encendió el ordenador y puso en marcha el facebook y lo primero que leyó fue: Democracia real, ya. Cansado de tanto desajuste y  política desquiciada, con la próstata efervescente entro en el angosto cuarto de aseo para vaciar todos los humores de la mañana de lunes.
            A la tarde, dormiría la siesta bajo el cuadro de las animas africanas que un desafortunado amigo negro le regalo antes de despedirse de la vida para siempre, victima del exhaustivo control de la política de inmigración. 



Mañana.







               Hoy se ha derrotado a ETA y desde hace tiempo vengo diciendo que no era el problema, aunque lo era. El problema es donde aterriza ETA y ETA ha aterrizado, como no podía ser de otra manera, en la pista del mundo aberzale. Los vascos y muchísimos españoles se han alegrado por la consecuente liberación del pensamiento, hasta ahora secuestrado. La fuerza y la energía que han quedado liberadas del corsé de las pistolas tomarán intensidad y aprovecharán los cauces democráticos a los que tienen derecho y obligación de transitarlos.
            En el mejor de los casos, las energías liberadas se dirigirán hacía el federalismo, que será la meta de muchos más; catalanes, gallegos y de todos lo que sienten a España como un hermoso arabesco de encantados colores – perdón por lo superferolítico - . Lo que queda por andar es tremendo; por lo que supone de nuevo e ilusionarte y por lo que conlleva de superación de siglos de Historia – ya se intento hacer en la República- . Ahora, existe una madurez social que quizás permita abordar el escabroso tema y superar conceptos y ambigüedades en la definición de España para avanzar sin temores por el siglo XXI, con democracia, justicia y paz.  Será mañana.



La Ruta del Colesterol.






            ¿Qué hay de nuevo?, le dije al camino y, Apache, contestó: Que los Trileros han sofisticado más, si cabe, el juego. Han descubierto que también funciona si no le ponen la “china” dentro del cubilete.
            Con esta información comenzamos a caminar por la Ruta del Colesterol, donde no evito almacenar grasa en mi cuerpo. Era el final del verano y la flora ya se había extinguido, sólo quedaban en las chumberas de las lindes los higos tunos espinosos, ya depreciados por los comerciantes/recolectores, y hacía días que hedían con olor nauseabundo y abominable, junto con el que desprende la purina con la que los señoritos abonan la tierra calma, despreciando, por cierto, a toda la vecindad. Los caminantes, al pasar entre ellos, tapan la nariz y apresuran el paso al tiempo que abandonan las reflexiones y pensamientos que el apacible paseo despierta. Sin embargo, en esta ocasión no consiguieron desarbolarme; era muy intenso el pensamiento que me poseyó: En el día de hoy, cautiva y desarmada la ideología Socialdemócrata, los Neoliberales han alcanzado sus últimos objetivos civiles. La III Guerra Mundial ha terminado; Irlanda, Portugal y Grecia ya están redimidas por el Neoliberalismo protector, y Europa, el objetivo, caerá por si sola.
            Cuando alcanzamos el páramo desde donde se divisa la urbe de Mairena del Alcor, me di cuenta de que el pensamiento que me bullía se asemejaba a otro enunciado, ya distante que, durante cuatro décadas, llenó de crueldad, maledicencia y aislamiento a toda la población española cuando las cartillas de racionamiento tuvieron su protagonismo.  En el tiempo que tardé en recuperarme del ahogo que traía, le comenté a Apache: Esa guerra que me bulle esta motivada por nada; es una lucha por una riqueza que sólo existe en los balances y que la ingeniería financiera ajusta a su capricho. Estos trileros hacen de la rentabilidad del trabajo intelectual y físico una deuda mental y la entelequia la guardan en los bancos bajo balances que, más tarde, para compensar el déficit que apuntan, exigen al fisco el “oro y el moro”.
            Apache, que observa el mundo desde su pachonería, comentó: Antes para sacar el dinero montaban una guerra y lo pedían para comprar balas y cañones, y con los muertos compensaban los balances. En realidad su cubilete tenía china; pero en los triles de ahora no necesitan la china, con la entelequia que montan les basta y, encima, los muertos no los ponen ellos, los muertos se ponen a sí mismos; perecen de la asfixia que produce la tela de araña de los balances y la propaganda mediática que tejen sobre la ciudadanía; les sale más barato que antes.
            Llegábamos a las inmediaciones de Costa Gallina, otro paraje emblemático de la ruta, desde donde Sevilla, más al anochecer, se te echa encima como un camafeo de rutilantes destellos, y paré para disfrutar de la esplendida vista que ofrece y sacudir las telarañas que se habían adherido al cuerpo mientras pasaba entre las chumberas.   Emprendí de nuevo la marcha con cansino paso para completar la legua del paseo, y refugiarme de los balances y la propaganda cultivando lechugas y tomates que los gorriones, milanos y jilgueros desayunan y meriendan. 
            El perro se sentó y, torciendo la cabeza mientras miraba mi cansancio con los ojos ajados de mastín,  soltó la última baba antes de volver al estado de letargo desde el que vigila nuestra casa: No voy más contigo de paseo; me haces pensar, y dame mi hueso que todavía no hay cartilla de racionamiento, exigió.


¡Miguel, abre el grifo! ¡Miguel, cierra el grifo!







             El omnímodo poder de Franco fue posible por sus cualidades, las que fueron sintetizadas de forma zoomorfica  por un tal Girón, Jefe del Movimiento Nacional Sindicalista en  la época, y dijo de él, que  tenía: Paso de buey, vista de halcón, diente de lobo y hacerse el bobo. Si a lo dicho añadimos lo que el Sr. Rubio Navarro le dijo a un fundador del AP, Sr. Areilza: “Aquí el que no es tonto es un pillo”, el paradigma educativo que se transfiere a los educandos  se completa, constituyendo la prueba del algodón para orientarnos en el entorno de la derecha española.
            Al día de hoy, si se observa con atención a cierto tipo de gentes, y en particular la cúpula del PP, os daréis cuenta que en el vaho que exhalan, aún se perciben estas esencias zoomorfas instiladas por el Régimen en los españoles
   En la cúpula del PP, donde el más tonto hace relojes, manda el Sr. Aznar y como podéis comprender, en el coso de Madrid, se esta lidiando del futuro de la derecha; desbancado el Centro, el franquismo camina con paso firme hacia el Congreso apoyado  por la Iglesia, aunque digan que solo se trata del Arzobispo de Madrid, pues si en la compañía alguien lleva el paso cambiado, la compañía sigue marchando hacia sus objetivos militares; en este caso civiles.
Así es que Franco esta más vivo que nuca, a pesar de que la Memoria Histórica lo destrone del Valle de los Caídos.

Un día, mi tío Miguel, que nunca trabajo, me dijo
.—    Niño, me han dado un trabajo buenísimo.
    En qué consiste, Miguel
    Mira, yo me siento en la parte trasera de un camión y pongo la mano en el grifo de una cisterna de purina y el capataz me grita:
    ¡Miguel, abre el grifo! Yo, lo abro. Al rato, vuelve a decirme: ¡Miguel, cierra el grifo! Yo lo cierro, y después me dan una pasta.
 Tan pronto Rajoy ponga la mano en el grifo del Gobierno, Aznar gritará:
    ¡Rajoy, abre el grifo!
    ¡Rajoy, cierra el grifo¡
Y, unos instantes después, los bancos se recapitalizarán, el desempleo se situará en el ocho por ciento, ETA entregará las armas y los empresarios se frotaran las manos con el despido libre recien estrenado; Obama, tomará apuntes del nuevo infierno español y Rajoy, Merker y Sarkosy celebraran nupcias con los ahorros de los Miguelones. Entre tanto, apalearán el 15 M y darán nuevos  toques de atención a la socialdemocracia de la península Escandinava.
Seguid sentados en vuestro tendido de sol y observar la lidia en el coso de Madrid que bien vale los versos del poeta Moratín:

Madrid castillo famoso/ que al rey  Aznar alivia el miedo/arde en fiesta en su coso/por ser natal dicho/ el Alimenón gallego.
Cuanto antes votemos, mejor para la santísima trinidad europea.

Sin perdón.







Sin perdón

            No hay perdón. Cuando alguien se propone una tarea, un objetivo, lo primero que se procura son los medios para tener éxito en la acción y dependiendo de qué se trate, con mayor o menor interacción, querámoslo o no, la naturaleza humana intervendrá en el proceso y, con frecuencia, se fracasa por egoísmo, avaricia u otra cualidad humana viciosa.
            De niño, cuando iba a liar cigarros a mi tío Manuel, también entretenía mi tiempo en hojear libros y me hacía preguntas a mí mismo. Un día me interesé por la palabra novia y me puse a hojear el volumen de la enciclopedia Espasa y me enteré de que, en tiempos, las tribus armadas hasta los dientes arribaban por sorpresa en otros poblados y arrastrando de los pelos a las mujeres se las llevaban a sus chozas. Hoy vemos aquellas costumbres de épocas sin leyes escritas como una salvajada y nos repugna.
Cansado de crisis, no hay día que no reflexione sobre ella intentando comprender sus causas y sus maléficos efectos, e intuyo que, las poderosas tribus financieras, sofisticadamente armadas y envueltas en políticas deshumanizadas asaltan nuestros derechos y rapiñan de nuestro esquilmado parimonio, cogiéndonos por los huevos, cuanto de valor hay en él y, no es otra cosa que la seguridad, el bienestar social y la Democracia. No es el dinero lo que buscan, es la perpetuacion de la herencia de Caín que cae sobre Abel; es la perpetuacion de la derecha sobre la izquierda, es la consolidacion de la interacción de las cualidades humanas viciosas en la actividad  financiera; es la encumbracion de la algarabía política sin visión de futuro:
 Europa sin construir, cercada por los egoísmos viciados de los nacionalismos  se debate en su concepción mientras camina hacía la ruina con dos guerras mundiales a sus espaldas.
África, enferma y esquilmada, camina sin remedio hacia la desolación total.
Asia, emergente con China e India a la cabeza, oculta en sus sótanos no se sabe qué derechos humanos que abaratan sus manufactuas.
¿Dónde están los políticos y sus leyes que protejan a la humanidad del salvajismo de unos pocos?  ¿Tendrán que reunirse las tribus decentes para solucionar el Problema? No sé, pero intuyo que existen movimientos ciudadanos con la simpatía necesaria para generar virtudes que nos hagan salir de esta oscuridad que tanto  nos ciega, procediendo como antaño hicieran las tribus, y recuperar, sin remilgos, lo que hoy interesa: la decencia. .  Y sin perdón, porque olvidan, como enseña su santa madre Iglesia, que en el perdón que se solicita se implícita la aceptación de las norma  que se atropella y su observación en el sucesivo devenir, es decir con propósito de enmienda y tal matiz deja de sustanciarse en las acciones del Sr. Rajoy cuando desde su tribuna lo pide. No hay perdón que valga.
         

20N 2011




Archivo:Santa Cruz del Valle de los Caídos.jpg


                         El 20 N-75, el autentico, tan poco fue gratuito. Dos niños: un joven cura y un profesor novato que estaban propiciando bajo las leyes franquistas la fundación de una AAVV democrática para el pueblo y mitigar las carencias de gobierno en el Ayuntamiento y la decena de aldeas que lo componen; en una mañana soleada de final de noviembre pusieron en marcha un poderoso motor Renault - Gordini alimentado por dos carburadores dobles, con el objetivo de alcanzar, primero el Pardo y después el Valle de los Caídos, que en fecha reciente acojierón los restos de los próceres Franco y José Antonio que tanto daño infligieron al pueblo de España, la que sembraron de inocentes muertos y decadente educación. Hacían el viaje para cerciorase de que nunca más  levantarían cabeza.      
            Pasadas cuatro hora, el rugido del equilibrado motor paro de latir en la misma puerta del palacio del Pardo. La cola de visitantes era importante y hasta más de una hora hubieron de esperar para comprobar lo que de regio pudiera tenen el palacio del prócer principal y principesco. Con un tono mesurado el profesor, en el ambiente de la comodidad regía, susurró al cura:
    Así de bien vivió el profanador de la soberanía del Pueblo, ahora nos vamos a ver la tumba que acoge a estos profanadores  de soberanías.
            Volvió a rugir con su armónico despertar el motor del R-8 Gordini y enfilo el morro hacia el cercano paraje de Cuernavaca. El mediodía caía pletórico sobre sobre el animo de los compadres y acompañaba a la satisfacción de la curiosidad satisfecha; la curiosidad, de comprobar como vivía un escondido regio que nunca jamás salió de la península Ibérica. Siempre ocupado en el maltrato de sus súbditos.
            El trayecto era corto y el recorrido dificultoso pero el coche de rally que conducían sorteó con facilidad el trazado, el cura no lo paso bien por los frenazos, aceleraciones y virajes bruscos. Cuando el coche dejo de rugir, el cura descansó y después de fumar un cigarro ducados  emprendieron la marcha por una extensa explanada que desemboca en la parafernalia del monumento excavaco en el interior del cerro. Impresionados por las enormes arcadas de granito y las formidables estatuas de los cuatro evangelistas que soportan la enorme cruz, los intensos efluvios del fascismo que se proyecta sobre todo el esplendoroso paisaje apoco a los intrusos. Cuando penetraron en el interior del descomunal templo, una enorme cúpula les envolvió; simulando un falso cielo dorado y protector que invitaba a bajar los ojos para rebuscar en al espacio al causante de tanta magnificencia facistoide y por fin, desde la cola, vislumbraron unas sencillas y pesadas lapidas guardadas por falangistas de boina roja al hombro y adornadas, cada una de las lapidas, por cinco rosas rojas. A la altura del nicho el profesor  tosió y de la garganta  salio un gargajo, pero el cura con el pie, rápidamente lo deshizo para que no se notase el hecho, pero el objetivo del viaje quedó cumplido y la carga de indignación de un español incógnito, hoy cercado por los años, compensada.
            Todos estos rescoldos del pasado invadieron a aquel profesor, quien los recordó en el día que ZP esputó sobre la fecha de 20N-2011 y el túmulo que la representa, la pesada y necesaria urna de la Democracia, como despedida de su Presidencia de España y, de este modo, compensar el sufrimiento de tanta incomprensión de una España sin resolver, que coleará por largo  tiempo.

Recuerdo de un 18 Julio.




          Un domingo, ya lejano, al fasto evento, papá me engatusó con enseñarme unos antiguos caño­nes, si le acompañaba al Cuartel de la Montaña y, pensando en las golosinas que compraría en casa del señor Genaro, esta vez sin refunfuñar me dis­puse para acompañarle. Vestía un uniforme, con pantalón de montar y botas de caña alta, que le confería una dignidad y porte acordes con la admi­ración y el cariño que le tenía. Durante el trayecto en el Metro, pregunté por cuantas cosas y reflejos veía a través de la caleidoscópica ventana. Sin per­der la paciencia, respondía a todas las preguntas:
            —Esos tubos negros ¿de qué son?
            —Son cables de teléfono.
            —Y esa luz verde ¿qué es?
            —La ponen verde cuando podemos pasar y roja cuando hay algún obstáculo y no se puede pasar.
            Con el interrogatorio en el infinito, llegamos ante una ligera loma, sobre la que se alzaba un ro­busto edificio. Pasamos por un enorme frontispicio, sobre el que se leía: «Todo por la Patria», a un am­plio portal y, subiendo la suntuosa escalera de mármol, accedimos a la primera planta. Allí, me dejó al cuidado de un guardia, mientras entraba a despachar en uno de los gabinetes que daban al vestíbulo. Asomándome a un balcón que daba a un patio cuadrangular, pude contemplar los antiguos cañones que adornaban cada una de sus equinas y lo que más me impresionó fue la limpieza. Estaba in­maculado.
            La visita al Cuartel de La Montaña no me había gustado y, al re­greso, comprendí que a mi padre tampoco le había sentado bien, porque no sólo se olvidó de ense­ñarme los cañones, sino que su mirada se perdía con frecuencia en la negrura del túnel, mientras su cálida mano acariciaba mi mejilla. El efecto calei­doscópico que otras veces hiciera la ventana del Metro, lo transportó a los tejados de este mismo cuartel y, desde el recuerdo, veía cómo a los hombres de Cuatro Caminos se les unían los de otros rincones de Madrid para esperar, en la inmediaciones del cuartel, al solitario cañón y al único avión con los que, al término de otro domingo como el de hoy, cañonearon y bombardearon el recinto que los sol­dados rebeldes y falangistas de Fanjul custodiaban. El pueblo, enfurecido, se había visto en la inevi­table obligación de pedir armas al Gobierno para defender a la República del cerco que, durante años anteriores, fueron tejiendo las gentes de dere­chas y que, en ese mismo día, se estaba materiali­zando con el levantamiento de las tropas africanas de Franco. Después de que el cañón disparó, la gente se lanzó, codo con codo, hacia el interior del edificio y, con el empuje de sus cuerpos, conquista­ron el recinto para mayor gloria del incipiente V Regimiento, nacido en la Glorieta de Cuatro Cami­nos. Para los fascistas fue una resistencia infatuada, para mi padre una derrota del alma. Pues, para es­capar del ardor y coraje que a los asaltantes les diera saberse portadores de las primeras armas que el gobierno entregaba al pueblo para defender la le­galidad, tuvo que enfundarse el mono manchado de sangre de un falangista muerto, y así pasar des­apercibido entre una pila de cadáveres que había en el patio de armas. El hedor de la sangre reseca mezclada con el del sudor que en vida desprendie­ran, le hizo perder el sentido. Cuando volvió en sí, los asaltantes estaban limpiando el patio de todos los humores derramados y que la derrota del fas­cismo exigía. Lo cogieron por los hombros y los pies y, después de balancearlo, lo lanzaron al in­terior del cajón de un desvencijado camión. El duro golpe de la cabeza contra los herrajes volvió a de­jarlo inconsciente. Cuando tomó conciencia de la situación en que se encontraba, se liberó como pudo del peso que le aprisionó. Esperó a que el camión tomara una curva cerrada, para saltar con la energía y agilidad que a su cuerpo de atleta le quedaba. Para protegerse y pensar qué decidir, se refugió en una embajada desde la que se integró más tarde como teniente en el Ejército Rojo donde militó hasta el 28 de marzo de 1939, fecha en que el Ejército de Franco entró en Madrid. Lo destituye­ron, encarcelaron y juzgaron por sedicioso en un Procedimiento Sumarísimo de Urgencia que, mila­grosamente, fue sobreseído el 31 de julio por la in­fluencia de su amigo Luis —que militó en zona Na­cional—, y por la condecoración concedida en 1935. Demasiadas y confusas decisiones para su estrecha y recta conciencia, en la que sólo cabía la sinceridad, austeridad y rigor. Entre tanto lance, idas y veni­das, los mecanismos de autoestima, en los que se sustenta la seguridad de uno en sí mismo, queda­ron bien maltrechos.
            La inercia del Metro al parar en una de las esta­ciones le devolvió a la realidad de sus rutilantes estrellas de teniente. 

Don Arturo González.







          Sr. D. Arturo González, en una de las veces que bajó al ruedo, dijo que mi comentario era simpático. Hoy le quiero devolver el cumplido: Lo que hoy escribe es bastante antipático.- se que Vd. No piensa así, le considero mas justo; lo hace para provocar comentarios y participación.
            Quiero aprovechar este momento para decirle que en su articulo del “testamento de ZP” se le olvidó la posdata, en la que debió puntualizar que los españoles votaron europeismo, la composición parlamentaria que gano el neoliberalismo rampante y etc.… Aunque no nos guste sus presiones hay que aceptar lo que construimos con nuestros votos aunque protestemos las decisiones que toman: en la próxima ocasión reconsideraremos el voto. Seguiremos apoyando la protesta pacifica del 15M. Espero que, en su fuero interno, este contento y, de paso, respondo a sus venticuatro preguntas que no entiende, las que sepa, claro:
1. Que condenen a 1.000 años y se cumplan 30.
-La velocidad de la realidad es elevadisima respecto a la de la Justicia, y la Teoría General de la Relatividad, dice que el tiempo se contrae con la velocidad.
2. La duración de los juicios por los políticos aforados.
-No son juicios, son regañinas a los niños traviesos.
3. Que Europa nos diga qué tenemos que hacer.
-Es lo propio del destrozo que causaron en el europeismo las diversas consulta constitucionales. En cuyo momento nos debimos salir de Europa. No se pueden tomar medidas políticas sin una unificacion legal mínima, y menos en economía, política exterior y bienestar social. Ej: Afganistan, destrucción de Grecia… Emigrantes etc.. Mandan los que mandan,  Europa no es Alemania, ni Francia, ni …ni.. ni.
4. Las autonomías.
-Mas de lo mismo, Sin un concepto de claro, Ej:un Senado infrautilizado, de la realidad de España, nos metimos en el jardín. España es Federal, creo.
5. Que no se pueda rotular en castellano.
- Es una copia de lo que hacen en Alemania.
6. No saber si en hipotéticos referéndums de autodeterminación  deben votar solamente quienes la proponen o todos los que se puedan sentir perjudicados.
-No se, no contesto.
7. Si es bueno estar en el euro.
-Se deduce de la 3.
8. Que se den subvenciones a los sindicatos.
 -Eso no son Sindicatos propiamene dicho: Correas de transmisión.
9. Continúan sin entender por qué tienen que pagar ellos la crisis.
-Se deduce de la 3. Lo mandan los Alemanes, Franceses y añado EEUU.
10. Por qué los ricos no pagan impuestos o no pagan más.
-El dinero lo tienen en paraísos y no hay transporte de allá acá. Ellos quieren pagar. Pero no pueden. Pobrecitos.
11. Por qué no quieren arreglar lo del desahucio de los pisos por hipotecas impagadas y tener que responder con todo el patrimonio presente y futuro.
-La solidaridad del sistema Financiero aun no se ha desarrollado. Esta por inventarse.
12. Por qué conseguir comer es tan duro.
-Los dentista son muy caros
13. Que los políticos no sean capaces de ponerse de acuerdo ante una situación tan grave o al menos preocupante como la de España.
 -No representan a los Españoles de a pie, Representan a sistemas de pensamiento filosófico-económico.

14. Que corruptos o imputados sigan en sus puestos.
-Somos de carne y hueso, como casi todos: ¿Cómo quiere la factura con IVA o sin IVA.?
15. Que un medio de comunicación les diga lo que no quieren oír, leer o ver y no les diga lo que quieren oír, leer o ver.
 -Son medíaticos, la mayoría.
16. Los fanatismos de los demás.
-Es comun… lo de la paja y la viga.
17. Que se haga alguna crítica al 15-M.
-Todo es cuestionable.
18. Por qué le echaron un cubo de agua a Cayo Lara.
-Cuando le dieron el micro debió decir que le pregunten a otro, ahora solo soy ciudadano.
19. Que a quienes defraudan a Hacienda no les remuerda la conciencia.
-Hacen lo que ven, Valencia es un escaparate. Y el delito económico no es penal. Todavía
20. Que haya quienes no pueden defraudar a Hacienda porque no tienen nada.
-La asistencia social es muy, muy básica y el reparto del trabajo muy, muy mal distribuido. No hay Sindicatos.
21. Por qué se permite a los obispos la chulería de animar a desobedecer leyes que emanen del Parlamento español.
-Los golpes de Estado se modernizan, como la esclavitud. No olvidemos que se tira la piedra y se esconde la mano. Estos tiran la piedra.

22. Por qué no hay un solo político al que le tengamos estima.
-Lo de Sodoma no es verdad. A los honrados se les estima y se les agradece el trabajo. Se que  muchos, cuando miran atrás y se convierten en sal.
23. La utilidad del Debate sobre el Estado de la Nación. Si todos van a decir lo mismo de siempre, ¿o es la Fiesta de Fin de curso.
-Hoy lo veremos. Cuando se fue Rajoy empezamos a oír.
24. Por qué se celebra si total no van a contestar a ninguna de estas cosas que la gente no entiende.
-Algunas cosas se entendieron. Lo de las hipotecas…
O a lo mejor soy yo el que no las entiende.
-Yo, estoy un poco como Vd. Pero procuro hacerlo, para evitar delirios.