20N 2011




Archivo:Santa Cruz del Valle de los Caídos.jpg


                         El 20 N-75, el autentico, tan poco fue gratuito. Dos niños: un joven cura y un profesor novato que estaban propiciando bajo las leyes franquistas la fundación de una AAVV democrática para el pueblo y mitigar las carencias de gobierno en el Ayuntamiento y la decena de aldeas que lo componen; en una mañana soleada de final de noviembre pusieron en marcha un poderoso motor Renault - Gordini alimentado por dos carburadores dobles, con el objetivo de alcanzar, primero el Pardo y después el Valle de los Caídos, que en fecha reciente acojierón los restos de los próceres Franco y José Antonio que tanto daño infligieron al pueblo de España, la que sembraron de inocentes muertos y decadente educación. Hacían el viaje para cerciorase de que nunca más  levantarían cabeza.      
            Pasadas cuatro hora, el rugido del equilibrado motor paro de latir en la misma puerta del palacio del Pardo. La cola de visitantes era importante y hasta más de una hora hubieron de esperar para comprobar lo que de regio pudiera tenen el palacio del prócer principal y principesco. Con un tono mesurado el profesor, en el ambiente de la comodidad regía, susurró al cura:
    Así de bien vivió el profanador de la soberanía del Pueblo, ahora nos vamos a ver la tumba que acoge a estos profanadores  de soberanías.
            Volvió a rugir con su armónico despertar el motor del R-8 Gordini y enfilo el morro hacia el cercano paraje de Cuernavaca. El mediodía caía pletórico sobre sobre el animo de los compadres y acompañaba a la satisfacción de la curiosidad satisfecha; la curiosidad, de comprobar como vivía un escondido regio que nunca jamás salió de la península Ibérica. Siempre ocupado en el maltrato de sus súbditos.
            El trayecto era corto y el recorrido dificultoso pero el coche de rally que conducían sorteó con facilidad el trazado, el cura no lo paso bien por los frenazos, aceleraciones y virajes bruscos. Cuando el coche dejo de rugir, el cura descansó y después de fumar un cigarro ducados  emprendieron la marcha por una extensa explanada que desemboca en la parafernalia del monumento excavaco en el interior del cerro. Impresionados por las enormes arcadas de granito y las formidables estatuas de los cuatro evangelistas que soportan la enorme cruz, los intensos efluvios del fascismo que se proyecta sobre todo el esplendoroso paisaje apoco a los intrusos. Cuando penetraron en el interior del descomunal templo, una enorme cúpula les envolvió; simulando un falso cielo dorado y protector que invitaba a bajar los ojos para rebuscar en al espacio al causante de tanta magnificencia facistoide y por fin, desde la cola, vislumbraron unas sencillas y pesadas lapidas guardadas por falangistas de boina roja al hombro y adornadas, cada una de las lapidas, por cinco rosas rojas. A la altura del nicho el profesor  tosió y de la garganta  salio un gargajo, pero el cura con el pie, rápidamente lo deshizo para que no se notase el hecho, pero el objetivo del viaje quedó cumplido y la carga de indignación de un español incógnito, hoy cercado por los años, compensada.
            Todos estos rescoldos del pasado invadieron a aquel profesor, quien los recordó en el día que ZP esputó sobre la fecha de 20N-2011 y el túmulo que la representa, la pesada y necesaria urna de la Democracia, como despedida de su Presidencia de España y, de este modo, compensar el sufrimiento de tanta incomprensión de una España sin resolver, que coleará por largo  tiempo.

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