Sin perdón.







Sin perdón

            No hay perdón. Cuando alguien se propone una tarea, un objetivo, lo primero que se procura son los medios para tener éxito en la acción y dependiendo de qué se trate, con mayor o menor interacción, querámoslo o no, la naturaleza humana intervendrá en el proceso y, con frecuencia, se fracasa por egoísmo, avaricia u otra cualidad humana viciosa.
            De niño, cuando iba a liar cigarros a mi tío Manuel, también entretenía mi tiempo en hojear libros y me hacía preguntas a mí mismo. Un día me interesé por la palabra novia y me puse a hojear el volumen de la enciclopedia Espasa y me enteré de que, en tiempos, las tribus armadas hasta los dientes arribaban por sorpresa en otros poblados y arrastrando de los pelos a las mujeres se las llevaban a sus chozas. Hoy vemos aquellas costumbres de épocas sin leyes escritas como una salvajada y nos repugna.
Cansado de crisis, no hay día que no reflexione sobre ella intentando comprender sus causas y sus maléficos efectos, e intuyo que, las poderosas tribus financieras, sofisticadamente armadas y envueltas en políticas deshumanizadas asaltan nuestros derechos y rapiñan de nuestro esquilmado parimonio, cogiéndonos por los huevos, cuanto de valor hay en él y, no es otra cosa que la seguridad, el bienestar social y la Democracia. No es el dinero lo que buscan, es la perpetuacion de la herencia de Caín que cae sobre Abel; es la perpetuacion de la derecha sobre la izquierda, es la consolidacion de la interacción de las cualidades humanas viciosas en la actividad  financiera; es la encumbracion de la algarabía política sin visión de futuro:
 Europa sin construir, cercada por los egoísmos viciados de los nacionalismos  se debate en su concepción mientras camina hacía la ruina con dos guerras mundiales a sus espaldas.
África, enferma y esquilmada, camina sin remedio hacia la desolación total.
Asia, emergente con China e India a la cabeza, oculta en sus sótanos no se sabe qué derechos humanos que abaratan sus manufactuas.
¿Dónde están los políticos y sus leyes que protejan a la humanidad del salvajismo de unos pocos?  ¿Tendrán que reunirse las tribus decentes para solucionar el Problema? No sé, pero intuyo que existen movimientos ciudadanos con la simpatía necesaria para generar virtudes que nos hagan salir de esta oscuridad que tanto  nos ciega, procediendo como antaño hicieran las tribus, y recuperar, sin remilgos, lo que hoy interesa: la decencia. .  Y sin perdón, porque olvidan, como enseña su santa madre Iglesia, que en el perdón que se solicita se implícita la aceptación de las norma  que se atropella y su observación en el sucesivo devenir, es decir con propósito de enmienda y tal matiz deja de sustanciarse en las acciones del Sr. Rajoy cuando desde su tribuna lo pide. No hay perdón que valga.
         

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