La duquesa.







Tomé la vara de medir “la creación artística” dispuesto a acompañar a mi amigo escultor que, por fin, inauguraba una obra de la duquesa de Alba, a quien conocí en un estreno de la Semana de Cine Religioso de Valladolid y durante la cual otorgaron, por primera vez, la Espiga de Oro a Ingman Bergman por su magnífico film El manantial de la doncella. Con el recuerdo de aquella casualidad enfilé el paso hacia los Jardines de Cristina, moranza de la escultura, un marco de exuberante vegetación que contemplará siete siglos de la historia de España.
En un ambiente abigarrado de gente abrazándose y a la espera de su foto, la duquesa, a sus años, irradiaba historia por todos los poros. Mientras, Monteseirín exaltaba en un discurso de Alcalde defenestrado por las urnas, la preocupación de la nobleza que se ensalzaba por el derecho de los equinos a tomar la sombra, durante la jornada de trabajo en días de calima. Y fue el momento en que saqué la vara de medir para comprobar la distancia que existía entre la gente de silla y los que padecíamos el evento a pie firme. Por más que insistía en la medición, la vara nunca llegaba a determinar nada entre los extremos que evaluaba y, cansado, desistí. Cuando reflexioné me di cuenta de que no eran metros, ni riqueza, lo que separaban a unos de otros; eran siglos de prebendas y adulaciones, era el contrapunto inevitable entre el poder histórico y el sacrificado trabajador recién llegado a sus inseguros derechos, y retrataban con fruición lo único que allí resplandecía con verdadera luz propia: el arte de Sebastián Santos, y guardé la vara inservible para medir esta naturaleza de distancias. Mientras esto hacía, el Alcalde electo de Sevilla, exuberante de felicidad por su inesperada gran victoria en las elecciones, me saludó hasta tres veces, y otras tantas le felicité. Yo, en mi interior, me preguntaba no por los derechos de los equinos que seguramente serían atendidos, sino por los de estos fotógrafos de alubión ávidos de cultura y arte. Mi felicitación, maestro Sebas.  

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