La paloma.







La paloma de Noé, que fue en busca de tierra firme, revoloteó por todo el espacio global del neoliberalismo crispante y hoy, después de siete años de búsqueda, halló el único espacio socialdemócrata existente donde posarse: España. Y quiso entregar al señor Rajoy la rama de olivo que portaba en el pico, y éste espetó: «¡Elecciones Generales, ya!» Zapatero peinó con la mirada en derredor y, tras apreciarse solo en su barquito de papel, respondió: «Serán en marzo de 2012». La paloma, con su rama de olivo, remontó el vuelo con dirección al País Vasco, donde el tsunami neoliberal dejaba ver una roca de Bildu que en otra época pareció montaña; dudó en posarse y, no viendo claro el paisaje, recompuso el vuelo y marchó en busca del Mercado que potenciaba el tsunami. Voló tan alto como pudo al encuentro de los dioses del Olimpo. Cansada y agotada de la infructuosa búsqueda, en un último esfuerzo, comenzó a descender y, cuando el reloj de la Puerta del Sol sucumbió al mandato de los contrapesos y señaló las doce de la noche, la paloma torció la cabeza y, con el ojo izquierdo ajado y parpadeante, dio el último estertor, rota, por no saber dónde entregar la ramita de olivo de la esperanza que había transportado desde la anterior eternidad, y la depositó a los pies de unos niños que jugaban con la verdad y pedían con toda su inteligencia, sinceridad y entrega, detener los efectos del tsunami.  

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